APP: la ladrona de recuerdos

Elaborado por Candela Martínez, María Orenes y Almudena López

Estructura de los dominios extracelulares y transmembrana de la proteína APP. Diseñada por María Orenes partir de PDB y BioRender

INTRODUCCIÓN

La APP, proteína precursora del péptido beta-amiloide (Amyloid-beta Precursor Protein por sus siglas en inglés), es una glucoproteína transmembrana conservada evolutivamente desde Caenorhabditis elegans hasta los humanos.

En humanos, el gen está localizado en el cromosoma 21 (curiosamente, el cromosoma del síndrome de Down, hecho muy importante, como veremos más adelante) y formada por 770 aminoácidos repartidos en diferentes dominios proteicos. Se encuentra en diversos tejidos destacando el nervioso, pues se piensa que participa en la neurogénesis y maduración del cerebro, plasticidad, formación y reparación sináptica, además del transporte del hierro. 

Es procesada por diferentes proteasas, las: α, β y γ. Los fallos en los cortes de sus dominios son los causantes de la formación de placas amiloides, que principalmente consisten en el cúmulo de beta-amiloide en el tejido cerebral, causando degeneración neuronal o más comúnmente llamado, enfermedad de Alzheimer (Cho et al., 2022).

ESTRUCTURA

Tenemos que la APP es una proteína dividida en tres dominios, unidos por conectores flexibles formados por cadenas de aminoácidos sin estructura secundaria. Un dominio extracelular, otro transmembrana (el más importante en la formación de la enfermedad) y otro dominio hacia el medio intracelular.  Estos dos últimos dominios forman un fragmento denominado C99 cuya fragmentación es decisiva en la generación de placas amiloides.

Cuando la proteína está intacta, actúa como proteína receptora enviando señales a otras proteínas del interior celular, además, es capaz de unirse a estructuras del exterior de la célula como la heparina y laminina, permitiendo la adhesión celular. 

Por otro lado, la división en fragmentos de la misma también hace que sea funcional; división que se lleva a cabo por unas proteínas proteasas denominadas secretasas, que cortan a ambos lados del péptido transmembrana. Por un lado los dominios externos, de mayor tamaño, son liberados fuera de la célula ayudando a controlar el crecimiento de las neuronas, y por el otro, el dominio del interior celular se libera a este, ayudando a la síntesis de proteínas en el núcleo. 

Y por último, el dominio transmembrana, el cual es el causante de la demencia, pues cuando se suelta de la membrana se introduce en la célula pudiendo cambiar su conformación a beta-lámina, y por acumulación de la misma se generan las placas amiloides. (Burley et al., 2017)

  • Dominio más externo: PROTEÍNA DE UNIÓN A AZÚCAR:

    • Es también llamado dominio N-terminal de la APP o estructura cristalina del dominio similar al factor de crecimiento N-terminal de la proteína precursora de Alzheimer. 
    • Esta es la estructura cristalina del dominio de unión a heparina. Entre sus funciones se encuentra la estimulación del crecimiento de neuritas. 
    • Se trata de una estructura muy cargada con capacidad de interaccionar con glucosaminoglicanos, mientras que su parte hidrófoba se estima que tiene función de dimerización o unión de ligandos. 
    • Dada la semejanzas estructurales entre la proteína y los factores de crecimiento que contienen cisteína se cree que este dominio N-terminal es capaz de llevar a cabo una función similar a uno de estos. 

  • Dominio intermedio: DOMINIO DE UNIÓN AL COBRE- REGULADOR DE LA HOMEOSTASIS NEURONAL DEL COBRE:

    • El cobre es uno de los principales generadores de radicales libres en nuestro cerebro, también conocido como estrés oxidativo
    • Nuestras células han desarrollado sistemas para transportar estos metales, causantes de las especies oxidantes. 
    • En el caso de esta proteína, se encarga de regular la homeostasis del cobre neuronal, pues la unión de la APP con el cobre disminuye la formación de beta amiloide. 
    • Esto se ha observado en ratones que sobreexpresan esta proteína, y que poseen menor cantidad de cobre en el cerebro. 

  • Dominio más cercano a membrana: DOMINIO DE ADHESIÓN CELULAR:

    • Se trata de un dímero antiparalelo del dominio E2 de la proteína. 

    • Hay estudios que han demostrado que la APP puede formar dímeros, siendo este dominio uno de los contribuyentes a la formación de esto.
    • La estructura antiparalela se produce tras la dimerización de las dos subestructuras de E2 mediante la unión del N-terminal de un monómero con el C-terminal del segundo monómero. 
    • Se sugiere la idea de que la dimerización de esta viene inducida por la unión de heparina. (Lee S et al., 2011)

  • Dominio transmembrana: PÉPTIDO BETA AMILOIDE. SIMILAR A UN DOMINIO DE FUSIÓN DE VIRUS:

    • En términos generales, los principales causantes de la enfermedad del Alzheimer son los péptidos beta amiloides (Aβ o Abeta) que proceden de la escisión proteolítica de la APP. 
    • Se ha visto que in vitro, Abeta puede sufrir cambios conformacionales, pasando de estructura soluble a láminas beta fibrilares, las cuales se agregan, siendo neurotóxicas. 
    • Algunos estudios han visto que se trata de una estructura formada por dos tramos helicoidales, unidos por un puente flexible, pero de los cuales no se conoce con precisión la longitud y posición. 
    • La similitud que presenta esta estructura junto con la secuencia del resto C-terminal con el dominio de unión de hemaglutinina de influenza muestra la posibilidad de su capacidad neurotóxica. (Crescenzi, Orlando et al., 2022)

Estructura de los diferentes dominios de la APP con diferenciación entre partes polares (azules) y apolares (rojas). Creada por María Orenes a partir de ChimeraX y BioRender.com

FUNCIÓN BIOLÓGICA

Las funciones biológicas de la APP no han sido identificadas del todo desde el descubrimiento de esta proteína, pero sigue siendo objeto de numerosas investigaciones. Aunque su rol en la enfermedad del Alzheimer es la más conocida, cumple muchas otras funciones relevantes además de la vía patogénica tales como: la neurogénesis (nacimiento de nuevas neuronas), la maduración del cerebro, el crecimiento de las neuronas, la plasticidad, y la formación y reparación sináptica, de ahí que sea tan abundante en el cerebro en relación con otras zonas del cuerpo. También la interacción célula a célula, la adhesión célula-sustrato, apoptosis, el metabolismo de calcio o la transducción de señales a través de la membrana. Todas ellas continúan aún bajo estudio. (Zhang et al., 2011).

Una de las isoformas de la APP, como es la APP659, está involucrada en la maduración del cerebro durante la embriogénesis. Además, se requiere en la formación de la sinapsis neuromuscular; ya que se localiza con receptores de la acetilcolina. La abundancia de la APP durante la  sinaptogénesis sugiere un papel funcional en la formación de la red neuronal y la participación en el crecimiento y restauración neuronal después de traumas cerebrales, ya que ayuda a la organización de las fibras neuronales. También interacciona con numerosas proteínas regulando el tráfico celular y el procesamiento de señales. 

Imagen de la APP con su dominio intracelular interactuando con elementos del citoesqueleto y algunas de sus funciones en el cerebro. Creado por Candela Martínez con BioRender.

Otra función neurotrófica atribuida a la APP es la propiedad ferroxidasa y de tráfico de hierro, por lo que puede que alguno de sus fragmentos se encuentren regulados por este metal, el cual actúa además en el metabolismo de la APP al regula la expresión de su ARNm. De igual manera actúa el cobre sobre la APP, sugiriendo que la APP participe en la homeostasis del cobre y sea junto con el hierro una posible diana terapéutica en el Alzheimer. (Nalivaeva NN & Turner AJ, 2013)

A continuación hablaremos con más profundidad  sobre algunas de sus funciones:

  • Adhesión celular

Una de las funciones mencionada previamente es la de adhesión celular e interacción célula-célula, necesarias para diferentes etapas del neurodesarrollo, como la construcción de la red neuronal y madurez funcional de numerosas etapas complejas de migración de neuronas a la apropiada capa de la placa cortical y la acción conjunta de las CAM (moléculas de adhesión celular) y APP. Algunas CAM como las integrinas, se localizan en los conos de crecimiento y las dendritas neuronales, y la interacción con la APP proporciona la tracción necesaria para la generación de las espinas dendríticas y el cono de crecimiento (GC) en el axón, que detectará el entorno para la correcta formación de la sinapsis. (Sosa et al., 2017).

Espinas dendríticas. Imagen de Valencia Segura, R. K., Colín Barenque, L., & Fortoul van der Goes, T. I. (2018). Las espinas dendríticas, su función y algunas alteraciones. Revista de la Facultad de Medicina (México)61(1), 46-55.

Cono de crecimiento. Imagen de https://www.researchgate.net/publication/318827764/figure/fig2/AS:522578831261696@1501603910083/Figura-2-4a-cono-de-crecimiento-en-el-extremo-de-un-axon-en-proceso-de-elongacion-b.png

Esquema de la APP, (a) donde la región extracelular es capaz de unirse a diferentes componentes de la matriz extracelular y (b) interactuar con otras moléculas de adhesión celular. Imagen de  
Sosa et. al, The physiological role of the amyloid precursor protein as an adhesion molecule in the developing nervous system. 

Esto implica un importante equilibrio y coordinación entre adhesión y movilidad, procesos mutuamente dependientes, ya que en caso de romperse esa relación con un exceso o insuficiencia de adhesión, se puede provocar una alteración en la organización normal de la red neuronal. En los casos de síndrome de Down (DS), donde el cromosoma 21 se encuentra duplicado y donde se localiza la APP sobreexpresada, da lugar a un desequilibrio que puede culminar en neurodegeneraciones similares al Alzheimer. Hay evidencias de que la APP presenta características importantes en sus dominios similares a las moléculas de adhesión celular (CAM), como la capacidad de generar una interacción con proteínas de andamio asociadas al citoesqueleto en el dominio citoplasmático, y de formar dímeros en el dominio extracelular. Esta capacidad de dimerización viene determinada por la capacidad del dominio extracelular de la APP (E2) de formar estructuras cristalinas junto con otros miembros de la familia APP, fundamental para la interacción transcelular. (Soba et al., 2005)

Por lo que la acción conjunta y mecánica de vinculación con elementos de la ECM (membrana extracelular) y la señalización, genera que la APP participe en la remodelación de las adherencias celulares así como en la organización dinámica del citoesqueleto subcortical, al coordinarse con lamelipodios y filopodios contenidos en este.

  • Proteínas adaptadoras citoplasmáticas 

Para determinar las funciones de la APP es importante saber con qué proteínas interactúa. Se ha encontrado que la familia de proteínas FE65 de los conos de crecimiento y sinapsis interactúan con ella a través de su C-terminal citoplasmático, por eso estas proteínas adaptadoras han sugerido roles para la APP en la dinámica del cono de crecimiento, la migración neuronal y la señalización intracelular. Además, FE65 asociada con el dominio intracelular (AICD) de la APP puede afectar a la transcripción de genes, ya que APP AICD-FE65 se libera de la membrana y se dirige al núcleo donde puede alterar la transcripción de genes. (Hoe et al., 2008). Aunque todavía quedan muchas dudas sobre los efectos en el tráfico y procesamiento de este tipo de proteínas adaptadoras en la APP, existen estudios que analizan este tipo de cuestiones (Borg et al. 1996; Parisiadou y Efthimiopoulos 2007).

  • Unión de ligandos

Los procesos funcionales de la APP sugieren que funcione como un receptor transmembrana de determinados ligandos que afectan a su procesamiento.  Exámenes recientes han demostrado que el principal factor genético de riesgo de la enfermedad del Alzheimer (EA) de inicio tardío es la apoliproteína E (ApoE) debido a las interacciones funcionales y estructurales con la APP, ya que estas asociaciones pueden afectar a la producción de la proteína beta amiloide (Aβ). En ausencia de la ApoE, la producción de Aβ, la secreción de APP y la estabilidad de los fragmentos de APP C-terminal se ven afectados. (Pietrzik et al., 2002)

La ApoE se encuentra mediada por una familia de receptores de lipoproteínas de baja densidad (LDLR) que se encuentran a su vez divididas en dos subgrupos. Actúan en la transducción de señales y la neurotransmisión, además, todos se encuentran dentro de las placas seniles y se han asociado genéticamente con la Enfermedad de Alzheimer.

Placas seniles. Imagen de Curiosoando.com (Actualizado el 16 noviembre, 2018). «¿Qué son las placas neuríticas o placas seniles?». Disponible en https://curiosoando.com/que-son-las-placas-neuriticas-o-placas-seniles

La APP y los receptores de la apoE comparten una serie de rasgos estructurales y funcionales. Ambas son proteínas transmembrana de tipo I y presentan grandes dominios extracelulares y pequeños dominios citoplasmáticos, que en el caso de los receptores de la ApoE pueden ser numerosos mientras que en la APP observamos sólo uno para un número de proteínas adaptadoras (Stolt y Bock 2006). Además, comparten un patrón de proteólisis y de escisión superficial constitutiva e inducible que generan formas solubles que nos hace pensar cada vez más que la APP puede actuar como receptor. Una vez estudiemos y comprendamos cómo funciona la ApoE podremos quizás saber si la APP lo hace de manera similar. 

  • Apoptosis

Aunque no se sabe con claridad los mecanismos de muerte celular en la enfermedad del Alzheimer (EA), se asocia con la pérdida general de neuronas y mutaciones en el gen de la APP que conducen a un aumento de producción de la Aβ. La APP-BP1, identificada como una proteína de unión a la APP, es la subunidad reguladora de la enzima E1 activadora de una proteína similar a la ubiquitina NEDD8 que participa en una vía para la ubiquitinación. (Chen et al., 2003), y juega un papel importante en la progresión del ciclo celular y la supervivencia.

APP-BP1 es un gen cuyas proteínas codificadas al interactuar con la APP impulsa la transición de la fase S a la M en células neuronales en división y causa apoptosis en neuronas por la vía de conjugación de NEDD8 (neddilación). La sobreexpresión de la APP-BP1 en neuronas primarias que conducen a la apoptosis puede ser bloqueada con la inhibición de la neddilación y la coexpresión de un péptido que compite con la APP-BP1 por unirse a la APP. Se observa una sobreexpresión de la APP-BP1 en el hipocampo cerebral de las personas con EA, ya que participa como hemos mencionado antes, en la activación de NEDD8. (Chen et al., 2000)

MECANISMOS DE ACCIÓN

  • Formas tempranas de la EA:

 Se han descubierto tres genes causantes de formas tempranas de la Enfermedad del Alzheimer: el gen que codifica para la proteína precursora del péptido β-amiloide (APP), el gen de la presenilina 1 (PSEN1) y el de la presenilina 2 (PSEN2). 

  • Gen codificante para APP

Vía no amiloidogénica:

Por esta vía tiene lugar el corte de alfa-secretasa (entre los aminoácidos 687 y 688). Este  da lugar a dos fragmentos: uno de ellos es sAPPα, el cual es soluble y se expulsa al exterior celular; mientras que el otro permanece en la membrana, y se conoce como C83.

Y es este último fragmento el que posteriormente será procesado por la γ-secretasa, cortando por  los aminoácidos 712, 714 o 715, que corresponden con  los residuos 40, 42 o 43 del péptido Aβ.

Esta vía es conocida como no amiloidogénica, es decir, no patológica, ya que como producto final no se obtiene un agregado peptídico.

Vía amiloidogénica:

Por otra parte, existe otra vía donde intervienen la beta-secretasa y la γ-secretasa.

El corte de  β-secretasa se produce entre los aminoácidos  671 y 672, liberando al exterior celular el fragmento, sAPPβ, el cual también es soluble.

Al igual que en la vía anterior, en la membrana permanece otro fragmento, llamado C99, es procesado también por la γ-secretasa, cortando por los mismos aminoácidos 712, 714 o 715, dando lugar a tres posibles péptidos. Estos péptidos se conocen como: Aβ40, Aβ42 o Aβ43, y  pueden formar agregados que forman las fibras insolubles de los depósitos de amiloide.

Vías amiloidogénica y no amiloidogénica de la APP. Creada por Almudena López a partir de BioRender.com

  • Genes de las presenilinas: PSEN1 y PSEN2

En 1995 se clonó el gen responsable del 50% de los casos de la EA. Este se llamó inicialmente S182  pero poco después pasó a llamarse presenilina 1 (PSEN1). Hoy en día, existen 177 mutaciones en PSEN1, las cuales causan EA a edades muy tempranas.

Posteriormente, se localizó en el cromosoma 1 una secuencia genética muy similar a PSEN1. Este gen, conocido como presenilina 2 (PSEN2), es responsable de una proporción muy pequeña de los casos de EA autosómicos dominantes. Además, actualmente se sabe que las presenilinas son un cofactor del complejo multiproteico de la γ-secretasa.

  • Formas tardías de EA:

Alrededor del 95% de los casos de EA  aparecen a edades avanzadas.

Por el momento, el único gen que se ha relacionado con la EA tardía es el que codifica para la apolipoproteína E (APOE). El gen APOE, se localiza en el cromosoma 19 y codifica para tres isoformas : ε2, ε3 y ε4, las cuales se diferencian entre sí por la presencia de los aminoácidos cisteína o arginina en las posiciones 112 y 158 de la APOE.

De forma que si las frecuencias  de cada una de las isoformas son comparadas entre pacientes, atendiendo a criterios de edad, se percibe un incremento del alelo ε4 en pacientes con EA tardía respecto a controles sanos de edades avanzadas. Esto quiere decir, que un paciente que contenga una copia del alelo ε4 tiene un riesgo de contraer la enfermedad mayor, y este será aún mayor si posee dos copias del alelo. (Setó-Salvia et al., 2010)

RELACIÓN CON LAS DROGAS

El consumo en exceso de drogas por el abuso de opiáceos es un problema extendido por todo el mundo. Sin embargo, a pesar de no conocerse gran información sobre la neuropatología que causa este consumo, estudios han concluido que la neuroinflamación que se genera podría desembocar en una neurodegeneración prematura de los cerebros de los consumidores.

Tras investigaciones de los cerebros de jóvenes consumidores , se aplicó un análisis inmunohistoquímico detallado del hipocampo, el tronco encefálico y los ganglios basales para tau hiperfosforilada, β-amiloide, proteína precursora de β-amiloide (βAPP) y ubiquitina, el cual denotó un exceso de ovillos neurofibrilares (NFTs); los cuales son causantes de la degeneración neuronal y disfunción sináptica.

A diferencia de los no consumidores, en quienes los NFTs  solamente se localizaron  en la corteza entorrinal; en aquellos que sí consumían drogas también se localizaron en el subículo, la neocorteza temporal, el núcleo basal de Meynert y el locus coeruleus.

Además, los consumidores de drogas dieron positivo en βAPP en mayor proporción que en los no consumidores, aunque prácticamente no se localizaron placas de beta-amiloide. (Ramage et al., 2005)

IMPLICACIÓN DE LA PROTEÍNA TAU

Papel de la proteína TAU en la Enfermedad del Alzheimer. Creada por Almudena López a partir de BioRender.com (Vallés-saiz, L., 2022)

DAÑO CEREBRAL

La encefalopatía traumática crónica (ETC) es una enfermedad neurodegenerativa que se asocia con lesiones cerebrales traumáticas leves repetitivas. De forma patológica se caracteriza por la acumulación anormal de la proteína TAU.

Para determinar el alcance de la extensión del depósito del péptido β amiloide (Aβ), se realizaron estudios en atletas y militares veteranos con diagnóstico de ETC. Gracias a estos se descubrió que más del 52% de los pacientes diagnosticados con CTE portaban depósitos del péptido Aβ. Además, esta acumulación de este péptido tenía lugar a una velocidad mayor que en aquellos que no diagnosticados con CTE. E incluso, un subgrupo  cumplió con los criterios de diagnóstico tanto para CTE como para EA.

En conclusión, estos resultados proponen que existe una alteración y aceleración en el depósito de Aβ  en un conjunto de individuos  con CTE si lo comparamos con el envejecimiento normal,  y que Aβ mantiene una fuerte relación con la progresión patológica y clínica de CTE, independientemente de la edad. (Stein et al., 2015)

TRATAMIENTOS

  • Antioxidantes:

Se ha demostrado que el estrés oxidativo, es decir, la acumulación de productos derivados de la cadena de transporte de electrones, tales como: el radical hidroxilo, superóxido o el peróxido de hidrógeno (localizados en la mitocondria) son responsables de estrés oxidativo. Este es a su vez precedente de las lesiones que se generan en la Enfermedad de Alzheimer.  Además, los radicales libres podrían ser los causantes de cambios en pares de bases del ADN, o incluso de daños en las cadenas de ADN. Es por esto que uno de los tratamientos se basa en combatir este estrés oxidativo para lograr paliar el deterioro cognitivo de la enfermedad.

Durante un trabajo realizado por el Alzheimer’s Disease Cooperative Study,  en el que se usaron los antioxidantes:  α-tocoferol (mayormente conocido como vitamina E)  y selegilina, se señaló un posible efecto positivo de la vitamina E en la EA.

Una de las principales conclusiones fue la prolongación del tiempo en el que ocurrían procesos, como por ejemplo la pérdida de la capacidad para realizar algunas actividades de la vida cotidiana (basándose en la escala de puntuación clínica de la demencia) era más largo en aquellos que tomaban vitamina E que en comparación con quienes  tomaban selegilina, ambos fármacos o placebo. Sin embargo, el uso de vitamina E o selegilina no causó alteraciones en el deterioro cognitivo. Estos fármacos se seleccionaron porque la vitamina E es un “scavenger” (destructor) de radicales libres; y por su parte la selegilina inhibe la desaminación oxidativa.  (Shah et al., 2008)

Moléculas nombradas anteriormente. Creación propia a partir de BioRender.com

  • Agentes nootrópicos:

 Los agentes nootrópicos son derivados cíclicos del ácido γ-aminobutírico (GABA), este es un aminoácido no proteico que se localiza en altas concentraciones en el SNC de los mamíferos, cuya su función principal es actuar como un neurotransmisor inhibidor.  Algunos de estos ejemplos pueden ser : piracetam, pramiracetam, aniracetam u oxiracetam. En concreto el primero de ellos, ha manifestado beneficios a corto y largo plazo, principalmente en los relacionado a las funciones de la atención y la memoria. Asimismo, estudios en animales suscitan que estimulan la síntesis y liberación de AcH y que desarrollan una función sobre los receptores de glutamato AMPA. (Santos-Espinosa et al., 2018)

El glutamato es el principal neurotransmisor excitatorio en las neuronas corticales e hipocampales.

 La glutamina sintetasa, se oxida en los cerebros de las personas con EA, lo que conduce a un exceso de glutamato. La activación excesiva de los receptores NMDA por el glutamato, aumenta la vulnerabilidad de las neuronas del SNC; lo que concluye en degeneración neuronal.

Un ejemplo de estos fármacos es la memantina, esta se emplea para el bloqueo de los canales NMDA controlados por glutamato, inhibiendo así su activación patológica, pero manteniendo la activación fisiológica.

  • Inhibidores de la acetilcolinesterasa:

Como por ejemplo: tacrina, donepezilo, rivastigmina y galantamina son los principales tratamientos contra el Alzheimer (leve a moderada). Aunque poseen distintas  propiedades farmacológicas, todos ellos inhiben la acción de la AChE.

Estos evitan la degradación del neurotransmisor (acetilcolina); de forma que favorecen un aumento de los niveles de ACh en la hendidura sináptica y facilitan los efectos de los neurotransmisores tanto nicotínico como muscarínico, lo que en ambos casos contribuye a mejorar la cognición. Sin embargo, en  estudios realizados a largo plazo,  se ha observado un deterioro progresivo de los pacientes, lo que nos indica que estos fármacos nos proporcionan una mejora de los síntomas de la enfermedad solamente durante un periodo de tiempo, y que, por tanto, no actúan sobre los mecanismos patogénicos de la enfermedad.  (Golimstok et al., 2006)

Esquemas de las moléculas nombradas anteriormente. Creación propia a partir de BioRender.com

ALZHEIMER EN LA ACTUALIDAD

La enfermedad causada por el mal corte de esta proteína es una de las principales causas de demencia en nuestro país, así como en el mundo. Según datos del SEN (“Sociedad Española de Neurociencia”), hoy en día en España unas 800.000 personas sufren la enfermedad, incrementando cada año aproximadamente en 40.000 nuevos casos. No obstante, se estima que entre el 30 y el 40% de los casos totales están aún sin diagnosticar. 

En el año 2015, alrededor de 47 millones de personas sufrían demencia en el mundo, y conforme a las proyecciones de población, si las cifras actuales se mantienen, en 2050 la cifra podría llegar a 130 millones de personas. En el caso de España, entre un 3 y un 4% de la población de entre 75 y 79 años sufren Alzheimer, aumentando a 34% en mayores de 85. En mayores de 65, la SEN estima que alrededor de un 15 % de la población sufre deterioro cognitivo leve, que puede deberse a la enfermedad en el 50% de los años aproximadamente. 

A continuación, se exponen citas del Dr. Juan Fortea, Coordinador del grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN):

“La enfermedad de Alzheimer es la primera causa de demencia neurodegenerativa en el mundo y supone un problema sanitario de primer orden. Además, debido a que es una enfermedad cuya prevalencia aumenta exponencialmente a partir de los 65 años, ante el progresivo envejecimiento de la población española, urge el desarrollo de políticas sanitarias destinadas a garantizar el adecuado diagnóstico y acceso a los tratamientos presentes y futuros en nuestro país, así como la puesta en marcha de registros nacionales que permitan precisar la verdadera prevalencia e incidencia del Alzheimer”.

Dr. Juan Fortea, Coordinador del grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN). 

 “Se estima que la mitad de los casos de la enfermedad de Alzheimer se puede atribuir a nueve factores de riesgo potencialmente modificables: diabetes mellitus, hipertensión arterial en edad media de vida, obesidad e edad media de vida, tabaquismo, inactividad física, depresión, actividad cognitiva o bajo nivel educativo, la hipoacusia y el aislamiento social, por lo que una reducción de entre un 10 y un 15% en dichos factores de riesgo podrían potencialmente prevenir entre 1 y 3 millones de casos de Alzheimer en el mundo”.

Dr. Juan Fortea, Coordinador del grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN). 

Referencias

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β-AMILOIDE, EL PÉPTIDO QUE NO DEJA RECORDAR

Creado por: Lucía Fernández López, Paula de la Fuente Méndez y Andrea García Berrocal

Índice

1.Introducción

2.Origen y papel biológico

3.Isoformas, estructuras y mecanismo

4.Papel biomédico

5.Referencias


1.INTRODUCCIÓN

La β-amiloide es un péptido procedente del corte de la proteína APP. Se encuentra presente como un monómero, de peso molecular 4 kDal. En procesos normales se va a localizar circulando por el líquido cefalorraquídeo y en la sangre, pero en una situación patológica se encuentra formando depósitos en el cerebro, normalmente en la región del hipocampo o en el neocórtex.

Va a ser la responsable de una serie de enfermedades neurodegenerativas como son el Alzheimer o el Párkinson, entre otras. 

Lo mencionado anteriormente junto con las funciones y la estructura del péptido será detallado en el artículo que se presenta a continuación.


2.ORIGEN DEL PÉPTIDO  β-AMILOIDE

El péptido β-amiloide se forma a partir de la proteólisis de la proteína precursora amiloide, también conocida como APP. Esta proteína se encuentra insertada en la membrana plasmática, gracias a su dominio transmembrana, donde es procesada por las enzimas alfa, beta y gamma secretasa. Dependiendo de las enzimas que actúen se puede dar lugar a dos rutas:

RUTA NO AMILOIDOGÉNICA (predominante) 

Esta ruta es la predominante y en ella no se produce el péptido β-amiloide.

La  α-secretasa corta a la APP por los aminoácidos 687-688, generando dos fragmentos: uno llamado (s)APPα soluble (donde se encuentra el dominio N-terminal) y que queda en el espacio extracelular y otro fragmento carboxi-terminal llamado C83, con 83 aminoácidos, que quedará insertado en la membrana. 

Posteriormente, la γ-secretasa realiza otro corte, en los aminoácidos 712/714/715, generando el péptido p3 (que saldrá al espacio extracelular) y el fragmento γ-CTF (que quedará en el intracelular). 

RUTA AMILOIDOGÉNICA 

En esta ruta, y gracias a la acción de dos secretasas, se produce el péptido β-amiloide.

La β-secretasa se encarga de cortar a la APP por los aminoácidos 671/672, produciendo dos fragmentos distintos a los anteriores: el fragmento (s)APPβ soluble (donde se encuentra el dominio N-terminal) que se libera al espacio extracelular y otro fragmento carboxi-terminal llamado C99, esta vez con 99 aminoácidos, que quedará insertado en la membrana, al igual que ocurría en la vía no amiloidogénica.

Este fragmento C99 será cortado por la enzima γ-secretasa, produciendo el péptido β-amiloide (Aβ), que saldrá al espacio extracelular y el fragmento γ-CTF, que será transportado al núcleo pudiendo actuar como factor activador de la expresión de determinados genes. 

Figura 1. Procesamiento de la APP mediante la ruta no amiloidogénica y la ruta amiloidogénica. Imagen creada por Paula de la Fuente Méndez, a través de BioRender.

PAPEL BIOLÓGICO

FUNCIONES DEL PÉPTIDO β-AMILOIDE

El péptido β-amiloide además de ser uno de los responsables del Alzheimer, desarrolla una serie de funciones en el cuerpo que no están relacionadas con dicha enfermedad.

Se encarga de promover tanto la proliferación celular, como la adhesión entre células; interviene en vías de señalización tales como la activación de las MAP quinasas; en condiciones fisiológicas protege y evita la muerte de las neuronas; desarrolla una función autocrina y antimicrobiana.  Además, se ha propuesto su posible labor ayudando al transporte del colesterol y en los canales de KCa.

ESTRÉS OXIDATIVO

El estrés oxidativo es un proceso debido al incremento excesivo de especies reactivas  (conjunto de radicales libres)  que tiene como efecto una pérdida de la funcionalidad en la célula por el daño producido por la oxidación.

La β-amiloide es responsable de generar radicales libres (15), que producen la oxidación de los elementos que se encuentran en el cerebro, muy sensible al estrés oxidativo debido a la gran cantidad de glucosa, ácidos grasos, enzimas y a la insuficiencia de antioxidantes en él. Tiene entre otras consecuencias que las ATPasas, las vías de señalización y los factores de transcripción no tengan una correcta actividad, dando lugar a la pérdida de la homeostasis. 

Cabe destacar que los radicales libres aún con el daño que producen, desarrollan funciones en la célula como la protección inmunológica o la expresión de genes.

El estrés oxidativo promueve la formación de agregados (15), es decir, la unión de β-amiloides mal plegadas. Sin embargo, no se sabe con certeza si es uno de los responsables del inicio del Alzheimer o el resultado del mismo. 

La importancia de la oxidación de los componentes del cerebro se ha demostrado sometiendo a neuronas a estrés oxidativo, dando como resultado una disminución en la producción de ATP (debido a las ATPasas de señalización) y un aumento de calcio (por la función de los canales Ca-K) (16). Esto desemboca en una situación excesivamente inestable, siendo la solución la apoptosis de la célula. 

DAÑO TRAUMÁTICO

Al producirse un traumatismo se genera estrés oxidativo, produciendo una disminución en la eliminación del péptido β-amiloide. Al disminuir su eliminación, se va a tender a la formación de las placas amiloides. Por esta razón, aumenta de una manera más significativa la isoforma Aβ1-42 (la que crea dichas placas), aunque también se produce un aumento de la isoforma Aβ1-40 (15). Las placas van a tener una relación inversamente proporcional con el estrés oxidativo, van a hacer que este disminuya, y con ello disminuye el daño citoplasmático.

RECEPTORES β-AMILOIDE

LRP y el receptor Scanvenger (RS) son una serie de receptores que están relacionados con la toxicidad de la beta amiloide

LRP

El LRP1, regulado por la α2-macroglobulina, se encarga de endocitar y degradar el péptido β-amiloide. Sin embargo, en una situación patológica donde se produzca este péptido en exceso, LRP1 no va a poder llevar a cabo la endocitosis, por lo que se producen patologías.

Dentro de la familia de los LRP, también se encuentra la glicoproteína 330 (LRP2) que se encarga del transporte de un complejo, resultado de la unión de la beta amiloide y uno de sus ligandos: la ApoJ. 

Receptor Scanvenger (RS)

Por último, resalta la posible importancia del receptor Scanvenger (RS). Se ha demostrado su incremento en los cerebros de las personas que sufren la enfermedad del Alzheimer y en un experimento realizado sobre ratones (1), donde se demostró la necesaria presencia de β-amiloide, sugiriendo que ayuda a la actividad neuronal hasta el momento en el que se produce la adhesión entre fibrillas.

Este receptor facilita la adhesión de fibrillas y controla otros procesos relacionados con la β-amiloide, como su endocitosis y degradación. Además, se ha demostrado en otro estudio la relación de este receptor con el estrés oxidativo, observándose la reducción del RS. De esta manera, se produce la pérdida de la capacidad de endocitar el péptido, pudiendo ser el responsable de la acumulación de agregados.


3.ISOFORMAS, ESTRUCTURA Y MECANISMO

ISOFORMAS

Dependiendo del número de residuos de aminoácidos que tenga el péptido β-amiloide, se pueden generar distintas isoformas, siendo las más comunes la 1-40, con 40 residuos, y la 1-42 , con 42 residuos. Ambas isoformas son neurotóxicas, pero van a presentar diferencias con respecto a su metabolismo, funciones, toxicidad y a la forma de agregarse.

La isoforma 1-40 se encuentra en mayor concentración en los vasos sanguíneos del cerebro, produciendo la angiopatía amiloide cerebral, de la que se hablará más tarde en este artículo. 

La isoforma 1-42 es menos soluble, con un fragmento C-terminal más estructurado y va a tender a agregarse de una manera más rápida para formar las placas amiloides, es decir, agregados que han precipitado en el espacio intercelular (entre neuronas). Esta isoforma, por tanto, se encuentra en el cerebro en mayor concentración que en la sangre.

Además de esas, podemos distinguir otras isoformas como pueden ser la β-amiloide-25, β-amiloide-35 y β-amiloide-38 con 25, 35 y 38 residuos respectivamente (13).

1-40

Figura 2. Vídeo de la estructura de la Aβ1-40 realizado con ChimeraX, basado en PDB 1BA4, obtenido de protein data banc. En el primer vídeo se observan en rosa las hélices α, mientras que en verde se ven los bucles (coils). Vídeo creado por Paula de la Fuente Méndez.

1-42

Figura 3. Vídeo de la estructura de la Aβ1-42 realizado con ChimeraX, basado en PDB 1IYT , obtenido de protein data banc. En el segundo vídeo se observan también las hélices α, mientras que en verde se ven los bucles (coils). Vídeo creado por Paula de la Fuente Méndez.

ESTRUCTURA

El péptido β-amiloide, cuando se encuentra aislado, no tiene estructura terciaria compacta, ya que es intrínsecamente desestructurado. Además, gracias a varios estudios realizados mediante Resonancia Magnética Nuclear y dinámica molecular (5), se sabe que tampoco tiene una estructura secundaria significativa, pero sí cuenta con una estructura en espiral.

En el caso de que el péptido β-amiloide se encuentre formando agregaciones, es decir, que las hélices alfa hayan pasado a láminas beta y se hayan pegado unas a otras, los residuos 18 a 40 o 42 (dependiendo de la isoforma) van a formar un motivo β-lámina – giro – β-lámina a través de dos láminas beta paralelas, mientras que el resto de residuos se encuentran desordenados.

Figura 4. Vídeo del motivo β-lámina – giro – β-lámina realizado con ChimeraX, basado en PDB 2BEG, obtenido de protein data banc. Se observa el motivo formado entre los aminoácidos 18-42. Vídeo creado por Paula de la Fuente Méndez.

MECANISMO DE FORMACIÓN DE PLACAS

El péptido β-amiloide, puede plegarse de varias formas. En el caso de hacerlo correctamente, se pliega formando una α-hélice, que es una forma soluble y que se puede eliminar.

Sin embargo, este péptido tiene tendencia a plegarse de forma incorrecta. Esto se debe a que los anillos aromáticos de los residuos del péptido, orientados el uno al otro, tienden a solapar sus orbitales  (“stacking”) y a pegarse entre ellos. Esto obliga a que cambie la estructura a β-láminas, en las que los anillos aromáticos estabilizan la estructura. Al cambiar la estructura de un péptido, por efecto amplificador, los β-amiloide cercanos también cambian su estructura a láminas beta.

Estos péptidos tienden, por tanto, a agregarse y polimerizarse, formando consecutivamente oligómeros, protofibrillas y fibrillas que darán lugar a las placas amiloides, unas estructuras insolubles que se depositan fuera de las células. 

Figura 5. Vídeo de las fibrillas creadas por la Aβ1-42 realizado con ChimeraX, basado en PDB 2MPZ, obtenido de protein data banc. Vídeo creado por Paula de la Fuente Méndez.

También se pueden formar agregados no estructurados, donde las cadenas se unen unas con otras por la mala orientación de los anillos aromáticos de los residuos. Estos agregados no estructurados son estructuras insolubles, que precipitan, se acumulan y terminan destruyendo la célula.

En situaciones normales, la proteína ApoE actúa como chaperona, replegando correctamente el péptido, antes de que se formen las placas amiloides. Sin embargo, puede haber mutaciones en esta proteína, derivando en la formación de placas, ya que los péptidos no se pliegan correctamente. 

 Figura 6. Proceso por el cual el péptido β-amiloide forma oligómeros, protofibrillas y fibrillas. Creado con BioRender por Paula de la Fuente Méndez.


4. PAPEL BIOMÉDICO

ENFERMEDADES

ALZHEIMER

El Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo gradual. Esta enfermedad es la principal causa de demencia en personas mayores. Afecta, entre otras cosas, a la comprensión y a la memoria.

 Está relacionada con el péptido β-amiloide, ya que altera la sinapsis al fragmentarse las mitocondrias del cerebro y desemboca en la muerte de las neuronas. Esto se produce debido a la excesiva producción de óxido nítrico (un radical libre) por parte de este péptido. El óxido nítrico, al reaccionar con la DRP1 (dynamin related protein 1), hace que las mitocondrias del cerebro se fragmenten.

 El péptido β-amiloide, además, es el que forma las placas amiloides o las placas seniles, localizadas en el cerebro de las personas que padecen el Alzheimer. Estas placas también se encuentran en personas que padecen la enfermedad del Párkinson y la enfermedad de los cuerpos de Lewy, ambas resultando en demencias.

Es probablemente la producción de radicales libres en exceso la causa del Alzheimer, mientras que la agregación de las β-amiloide es una de las consecuencias. Hay mutaciones en la proteína APP que pueden provocar un aumento de la concentración de β-amiloide (un 10% son las personas que presentan la enfermedad de forma hereditaria). También puede haber mutaciones que favorezcan la vía amiloidogénica, de forma que se crea más péptido β-amiloide.

Los tratamientos existentes para el Alzheimer no frenan la enfermedad, únicamente disminuyen los síntomas que esta produce, mejorando la calidad de vida de las personas que la padecen.

Figura 7. Comparación entre un cerebro sano (izquierda) y uno afectado por Alzheimer (derecha). ISBN: 978-84-608-3354-3

Angiopatía amiloide cerebral

 El péptido β-amiloide, además de formar las placas seniles (Aβ1-42), puede acumularse cubriendo las paredes de los vasos sanguíneos del cerebro (Aβ1-40) y producen la angiopatía amiloide cerebral. Esta afección, además de demencia, causa un sangrado del cerebro. 

Además, la isoforma Aβ1-40 se encuentra en el miocardio de las personas que padecen Alzheimer e insuficiencia cardiaca, por lo que hay una correlación entre la concentración de este péptido y los factores de riesgo de esta última enfermedad. Esto quiere decir que un aumento de la concentración de Aβ40 implica un aumento de los factores de riesgo. (11)

FÁRMACOS (INHIBIDORES)

Se ha intentado llevar a cabo una serie de fármacos cuyo objetivo sea la inhibición de la formación del péptido β-amiloide e incluso la inhibición de la agregación del mismo. 

INHIBIDORES DE LA β- SECRETASA (BACE1)

La enzima β-secretasa va a comenzar una de las rutas del procesamiento de la APP, la ruta amiloidogénica. A la hora de desarrollar inhibidores para la misma, hay que tener en cuenta que tiene otros muchos sustratos, por lo que su inhibición inespecífica puede tener los efectos contrarios. Otro factor que dificulta la creación de estos inhibidores es la propia estructura de la proteína: la β-secretasa forma parte de las aspartilproteasas, por lo que la molécula que se encargue de inhibirla tendría que ser grande e hidrofóbica, dificultando su paso por la barrera hematoencefálica. 

A pesar de esto, unos estudios recientes muestran que hay 2 inhibidores (E2609 y MK-8931) capaces de disminuir la producción de los niveles de β-secretasa en el líquido cefalorraquídeo entre un 80 y 90 %. (10)

INHIBIDORES Y MODULADORES DE LA γ- SECRETASA

La γ-secretasa, además de procesar la APP, se encarga de procesar múltiples proteínas más. Por lo que, al igual que sucede con la β-secretasa, a la hora de desarrollar inhibidores, hay que tener en cuenta que tiene otros muchos sustratos, por lo que su inhibición inespecífica puede tener los efectos contrarios.

Se desarrollaron una serie de fármacos como posibles inhibidores de la γ-secretasa como semagacestat (LY450139), (10) comprobándose que reducía los niveles del péptido β-secretasa en la sangre y en el líquido cefalorraquídeo. Sin embargo, no disminuía la progresión lenta de la enfermedad del Alzheimer. 

Se desarrollaron también una serie de moduladores selectivos de esta enzima, para poder impedir los efectos adversos que podrían causar los inhibidores. Estos moduladores bloquean a la enzima con respecto al procesamiento de la APP, pero no influye en otras vías de señalización que pueda llevar a cabo como es la Notch.

Uno de estos moduladores es el NIC5-15 (10) que va a inhibir a la  γ-secretasa sin interferir en Notch. Además, es un sensibilizador bastante potente de la insulina y se está investigando también su posible papel en la inhibición del proceso inflamatorio, más concretamente inhibiendo la activación de la microglía. 

Otro modulador de la γ-secretasa es CHF5074 (10) que es un derivado antiinflamatorio no esteroideo.

ACTIVACIÓN DE LA α-SECRETASA

Mediante la activación de la α-secretasa se pretende estimular la vía no amiloidogénica para que, de esta manera, no se lleve a cabo la vía amiloidogénica, evitando así que se produzca la formación del péptido β-amiloide. Aunque la mayoría de estos inhibidores están siendo probados aún en estudios clínicos.

El galato de epigalocatequina (EGCG) (10) es un flavonoide polifenólico que va a inhibir la producción de oligómeros tóxicos malformados de la β-amiloide y, además, va a activar a la α-secretasa.

Etazolato (EHT 0202) (10) impulsa la acción neurotrófica de esta enzima inhibiendo, además, la muerte neuronal producida por el péptido β-amiloide. 

La acitretina, (10) una de las funciones que tiene es activar la α-secretasa, activando la ruta no amiloidogénica de la APP en células de neuroblastoma y, además, va a reducir los niveles de β-amiloide en ratones transgénicos.

INHIBIDORES DE LA AGREGACIÓN

El objetivo del desarrollo de los inhibidores de las agregaciones de la β-amiloide es encontrar un péptido que se parezca a la isoforma Aβ1-40 y que consiga retardar la agregación de la Aβ1-42, ya que se ha demostrado que entre ambas isoformas va a haber una interacción que tiene la capacidad de regular el proceso de agregación de dicho péptido. 

En base a esto se han creado muchos inhibidores basados en la secuencia 17-21 de este péptido (considerado el centro de nucleación) ya que es considerada como una diana sobre la cual se van a dirigir los potenciales inhibidores de la agregación.

 

UTILIZACIÓN DE AMINOÁCIDOS SINTÉTICOS

Una de las numerosas técnicas que se han probado para reducir la toxicidad de la beta amiloide es el cambio de aminoácidos en el tramo hidrofóbico del péptido.

Existen una serie de residuos (G25 a G37) que promueven la agregación. El cambio por leucinas o glicinas previene la formación de dímeros, trímeros y fibrillas, además de la pérdida de la estabilidad de la estructura. 

De igual manera, la Metionina 35 es un residuo que interviene en el estrés oxidativo. Si es sustituido por valina, aumenta la toxicidad, mientras que si lo es por isoleucina o cisteína, disminuye.

Cabe destacar que en el laboratorio usualmente se utiliza el péptido beta amiloide 25-35, muy similar a las isoformas 40 y 42 del péptido, ya que comparten el mismo grado de toxicidad y capacidad de agregación pero es posible su producción de una manera menos costosa.


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IMAGEN→ https://www.researchgate.net/profile/Andres-Zuluaga-3/publication/293815802_Simulador_para_el_entrenamiento_y_la_evaluacion_del_conocimiento_sobre_la_sintomatologia_diagnostico_y_tratamiento_del_asma/links/57e008ed08ae8bb8138a02c0/Simulador-para-el-entrenamiento-y-la-evaluacion-del-conocimiento-sobre-la-sintomatologia-diagnostico-y-tratamiento-del-asma.pdf#page=404

QUIMERA → Molecular graphics and analyses performed with UCSF ChimeraX, developed by the Resource for Biocomputing, Visualization, and Informatics at the University of California, San Francisco, with support from National Institutes of Health R01-GM129325 and the Office of Cyber Infrastructure and Computational Biology, National Institute of Allergy and Infectious Diseases.UCSF ChimeraX: Structure visualization for researchers, educators, and developers. Pettersen EF, Goddard TD, Huang CC, Meng EC, Couch GS, Croll TI, Morris JH, Ferrin TE. Protein Sci. 2021 Jan;30(1):70-82




Anticuerpos monoclonales como terapia para el Alzheimer

Sofía Pérez Rubio y Celia Navas González

Generalidades de los anticuerpos monoclonales

Los anticuerpos (Ac) son moléculas lipoproteicas que forman parte del sistema inmunitario humoral, y los cuales reconocen de manera específica antígenos (Ag). Dicha unión Ac-Ag es reversible y su fuerza es lo que conocemos como afinidad. En el caso concreto de los anticuerpos monoclonales, estos son producidos por un solo clon activado de células B, por lo cual son activos frente a un determinante antigénico único (1,2).

A nivel general, los anticuerpos poseen una forma espacial de Y, y constan de dos cadenas ligeras y dos pesadas, unidas por puentes disulfuro (Figura 1). A su vez, cada una de las cadenas consta de una región constante (CL y CH respectivamente) que se mantiene, y una región variable (VL y VH) en los extremos, que es la que genera especificidad. También es de importancia su extremo carboxiterminal, del cual dependerá la respuesta efectora que ocasiona el Ac al determinar las distintas uniones a receptores de membrana, y los extremos aminoterminales, los cuales reconocen y se unen a los antígenos (1).

Figura 1. Esquema de la estructura de una molécula de inmunoglobulina. Las cadenas pesadas aparecen en negro y las ligeras en gris claro.
CH: dominios de la región constante de la cadena pesada; CL: dominio constante de la cadena ligera; COOH: extremo carboxiterminal; Fab y Fc: fragmentos resultantes de proteólisis; NH: extremo aminoterminal; VH: dominio variable de la cadena pesada; VL: dominio variable de la cadena ligera; – – -: puentes disulfuro. Extraído de (1)

Los anticuerpos monoclonales en los que nos basaremos fueron descubiertos por los científicos Milstein y Köhler en la década de los 70, por lo cual serían galardonados con un premio Nobel posteriormente (1). Como decimos, estos anticuerpos son los que provienen de una misma célula B y poseen la misma especificidad, por lo que para conseguirlos fusionaron células de mieloma de ratón con células de bazo inmunizado con el Ag de interés. Lo que se consigue de esta manera es un hibridoma, el cual es altamente ventajoso, ya que los linfocitos B producen anticuerpos deseados y aportan la memoria inmune, mientras que las células neoplásicas aportan una capacidad de multiplicación indefinida (Figura 2). En resumen, se consigue una fuente ilimitada de anticuerpos monoclonales específicos que derivan de un único linfocito B (1,2,3).

Figura 2. Esquema de la obtención de un hibridoma. Extraído de Michnick W, Sidhu S. Submitting antibodies to binding arbitration. Nature Chemical Biology 2008; 4: 326-9

Estos anticuerpos monoclonales obtenidos fueron usados como tratamiento, pero se observó que el hecho de que fueran de origen murino provocaba un problema de tolerancia. Para solventarlo, se emplean Ac quiméricos en los que solo las regiones variables son de origen murino, o humanizados en los que solo lo son las regiones hipervariables. También existe la alternativa de anticuerpos monoclonales humanos que se producen en animales transgénicos (1,2).

Enfermedad del Alzheimer

Por otra parte, la enfermedad de Alzheimer o EA se caracteriza por la presencia de marañas neurofibrilares, placas seniles y pérdida de neuronas y sinapsis, dando lugar todo ello a una disminución de las habilidades mentales y cognitivas. No obstante, los dos rasgos más característicos de dicha enfermedad son las marañas neurofibrilares de la proteína Tau hiperfosforilada en forma de ovillos neurofibrilares, así como los depósitos del péptido β-amiloide (Aβ) de manera más característica (4,5).

El péptido Aβ, tanto de forma fisiológica como patológica, surge de la degradación proteolítica de la proteína precursora del amiloide (APP) de la membrana plasmática, la cual es cortada por las enzimas β- y γ-secretasas mediante la vía amiloidogénica (Figura 3). Por este motivo, dichas endoproteasas son consideradas posibles blancos terapéuticos de importancia. De forma paralela, en estudios más recientes también se presta atención a la degradación del péptido Aβ además de su formación, en la cual participan neprilisina (NEP) y la enzima insulina degradante (IDE) (4).

Figura 3. Esquema del corte proteolítico de APP por las endoproteasas. Extraído de (4)

Como se ha descrito, la agregación del péptido es una de las características de EA más importantes, pero la mera presencia del mismo no es la causante de la neurodegeneración ya que se le adjudica un papel fisiológico. Para ser dañino, el péptido Aβ, que de forma normal existe como una estructura α-hélice o “random coil”, debe sufrir un plegamiento incorrecto en estructuras β plegadas que genere la formación de agregados (4).

Sumado a su plegamiento incorrecto, es clave el ensamblaje del péptido para su efecto biológico, siendo el extremo C-terminal el fragmento de mayor importancia para la formación de oligómeros (4). El depósito del péptido β42 produce el entramado de las sustancias conocidas como placas seniles (5), y esto es fundamental para el desarrollo de la enfermedad, ya que estos agregados son los que se depositan posteriormente en el cerebro y causan neurotoxicidad.

Tratamientos inmunoterápicos

A pesar de los grandes avances científicos, los tratamientos disponibles actualmente para la EA son solo sintomáticos, es decir, pueden lograr una mejoría en la calidad de vida, pero no consiguen revertir, frenar o curar la progresión de la enfermedad. Las estrategias farmacológicas están sobre todo enfocadas a inhibir la agregación del péptido Aβ amiloide. (6)

Una de las líneas de investigación más prometedoras contra la EA es la inmunoterapia anti-beta amiloide (Aβ), ya que ha demostrado provocar una respuesta inmune frente a los depósitos de péptidos patógenos y reducirlos (7). En este caso nos centraremos en una inmunoterapia pasiva mediante anticuerpos monoclonales, ya que se ha determinado que los efectos positivos de la inmunización parecen estar mediados por Ac (8). Esta inmunoterapia consiste en la administración por vía intravenosa de anticuerpos anti-βA en el paciente. De este modo, se consigue una respuesta inmunitaria anti-βA sin necesidad de una reacción proinflamatoria mediada por células T. (9). Los estudios en animales transgénicos han demostrado que la inmunización pasiva, además de reducir la carga amiloidogénica neuronal, mejora los déficits cognitivos, incluso antes de eliminar las placas amiloides neuronales. (9)

La inmunización pasiva con anticuerpos monoclonales humanizados comenzó cuando en 1996 Solomon y colaboradores demostraron que el uso de estos anticuerpos monoclonales dirigidos contra el péptido Aβ42 amiloide inhibían su agregación “in vivo” y podían solubilizar algunos precipitados fibrilares. Estos hallazgos pueden ser explicados mediante la activación de la microglía por el complejo Ag-Ac, la movilización de los depósitos de Aβ42 hacia la circulación sistémica o la disolución pasiva del complejo Ag-Ac. (6)

Figura 4. Mecanismo resumido de inmunoterapia en EA. (3)

Debido a la localización de EA como enfermedad cerebral, es de importancia para su tratamiento la barrera hematoencefálica (BHE) que aísla el Sistema Nervioso Central. Varias investigaciones demuestran que el Aβ soluble se desplaza a través de la BHE en un equilibrio dinámico bidireccional (4,5,7). Por otra parte, existen diferentes conclusiones en cuanto a los anticuerpos monoclonales anti-Aβ: ciertos artículos defienden que estos provocan un incremento en los niveles plasmáticos de Aβ a pesar de que no se unieran a los acúmulos cerebrales, mientras que otros demostraron que sí atravesaban la BHE uniéndose a las placas amiloides, siendo la única diferencia el método de administración (intravenosa o intraperitoneal) (5,7).

En estas técnicas de inmunización pasiva caben destacar dos aproximaciones distintas en cuanto al mecanismo de acción: aclaramiento periférico (plasmático) y central (tisular) del Aβ. Dicha inmunoterapia requiere la administración repetida de Ac anti-Aβ humanizados. Estos pueden estar dirigidos a la región N-terminal del péptido actuando por la vía de aclaramiento central, o bien a la región central en cuyo caso no se detectan en el cerebro, es decir, actúan mediante aclaramiento periférico (7).

Fármacos

En la actualidad existen cuatro fármacos en el mercado que han sido aprobados por la FDA (Food and Drug Association) para el tratamiento de la EA. Sus mecanismos de acción están basados en modular los circuitos corticales involucrados en procesos cognitivos, así como otros de respuesta celular que se activan ante estímulos de toxicidad cerebral por aumento de la excitabilidad neuronal. Estos tratamientos se clasifican en dos grupos: inhibidores de la acetilcolinesterasa (AChEI), cuyo mecanismo de acción consiste en aumentar la transmisión colinérgica mediante la inhibición de la acetilcolinesterasa en la hendidura sináptica, y antagonistas de los receptores de ácido N-metil-D-aspártico (NMDAR), que reducen la excitotoxicidad por el bloqueo de este receptor inotrópico. Se ha demostrado que estos fármacos tienen un simple efecto paliativo y que su eficacia disminuye con el tiempo (5,6,9).

Bapineuzumab y Solanezumab son los dos anticuerpos monoclonales que actualmente han llegado a las fases más avanzadas del desarrollo experimental (pero fracasaron en los ensayos en fase III en pacientes con EA leve-moderada, pues su objetivo era conseguir la inmunización de los pacientes que sufrían ese grado de EA sin producir meningoencefalitis) (5,6,9). Ambos son anticuerpos monoclonales humanizados contra la proteína A pero actuando en diferentes regiones de la misma. Es de destacar que Bapineuzumab, a pesar de haber reducido la concentración de biomarcadores clave como la placa amiloide y proteína Tau fosforilada medida en líquido cefalorraquídeo, falló en producir mejoras cognitivas significativas (6,9,10,11). Cabe agregar que no fue posible mantener dosis máximas de Bapineuzumab debido a la aparición de efusión y edema cerebral, siendo los principales efectos adversos de esta terapia. El uso de Solanezumab no logró reducir la carga de amiloide en cerebro, y por ende tampoco se asoció a efusión ni edema relacionado con amiloide. Sin embargo, a pesar de que como se ha dicho anteriormente fracasó en los ensayos en fase III con pacientes con enfermedad leve-moderada, posteriormente se observó que en los estadios iniciales de la enfermedad había un deterioro cognitivo menor, habiendo también una mejora de las capacidades funcionales (5,10,11). Se ha observado que otro fármaco, el Crenezumab, produce efectos muy similares al Solanezumab en fase II de estudio (10,11).

Otro fármaco que se ha desarrollado, el Aducanumab, se ha evaluado en estudios fase I y fase II y ha demostrado una disminución de la concentración de proteína anormal Αβ en cerebro, es decir, actúa a nivel de β-amiloide, reduciendo su acúmulo en las placas seniles interneurales en personas en estadio inicial de la enfermedad (5). En el caso de este fármaco, se ha observado, además de la reducción de la carga amiloide cerebral, una mejora en las funciones cognitivas, lo cual no ocurría en los dos fármacos anteriores (6).

Otro anticuerpo monoclonal totalmente humano diseñado para unirse con una elevada afinidad a un epítopo conformacional en las fibra de βA, el Gantenerumab, se está ensayando con el objetivo de evaluar su potencial modificador en personas con riesgo de desarrollar la EA presenil, por un mutación genética de carácter autosómico dominante. El fundamento terapéutico es que actúa degradando las placas amiloides mediante un proceso de reclutamiento de la microglía y activación de la fagocitosis. Los estudios experimentales con ratones transgénicos apoyan esta hipótesis (5,9).

Hay otro fármaco llamado Azeliragon, cuya acción está orientada a la desagregación de las placas β-amiloide. Se está ensayando en pacientes con estadios avanzados de la enfermedad (5).

Cabe destacar que todos los fármacos son anticuerpos monoclonales de origen humanizado, excepto el Gantenerumab y el Aducanumab, que son de origen humano (11).

Conclusiones

Finalmente, se puede concluir que la inmunoterapia a base de anticuerpos monoclonales es un tratamiento esperanzador en la enfermedad de Alzheimer, y que podría contribuir a sanar a personas de esta demencia para la cual hasta ahora sólo existían cuidados paliativos.

Referencias

(1) Merino, A. G. (2011). Anticuerpos monoclonales. Aspectos básicos. Neurología, 26(5), 301-306.

(2) Machado, N. P., Tèllez, G. A., & Castaño, J. C. (2006). Anticuerpos monoclonales: desarrollo físico y perspectivas terapéuticas. Infectio, 10(3), 186-197.

(3) Castillo, L. V. (2015). Producción de anticuerpos monoclonales. Univ Alcalá, 1-12.

(4) Rodríguez, A. E. E., & Signoret, V. C. Z. (2017). Papel de la agregación del péptido Beta amiloide en la enfermedad de Alzheimer. Revista de Educación Bioquímica, 36(1), 2-11.

(5) Costa Vera, E. (2017). Avances en el tratamiento del Alzheimer.

(6) Acosta, G. T., Delgado, K. R., & Nassar, J. S. (2021). Enfermedad de Alzheimer e Inmunoterapia: revisión de tres anticuerpos monoclonales humanizados dirigidos contra el Aβ amiloide (bapineuzumab, solanezumab y aducanumab). Revista Médica de Costa Rica y Centroamérica, 85(627), 2-7.

(7) González, M. M., Piñera, P. P., Calatayud, M. T., & Ménez, B. B. (2005). Inmunoterapia para la enfermedad de Alzheimer. Archivos de Medicina, 1(4).

(8)  Janus, C., Pearson, J., McLaurin, J. et al. Aβ peptide immunization reduces behavioural impairment and plaques in a model of Alzheimer’s disease. Nature 408, 979–982 (2000).

(9) J. Folch, M. Ettcheto, D. Petrov, S. Abad, I. Pedrós, M. Marin, J. Olloquequi, A. Camins, Una revisión de los avances en la terapéutica de la enfermedad de Alzheimer: estrategia frente a la proteína β-amiloide, Neurología, Volume 33, Issue 1,2018, Pages 47-58.

(10) Selkoe, D. J., & Hardy, J. (2016). The amyloid hypothesis of Alzheimer’s disease at 25 years. EMBO molecular medicine, 8(6), 595–608. 

(11) van Dyck C. H. (2018). Anti-Amyloid-β Monoclonal Antibodies for Alzheimer’s Disease: Pitfalls and Promise. Biological psychiatry, 83(4), 311–319. 




Los tratamientos conocidos hasta el momento contra la enfermedad del Alzheimer

Por Andrea Rufat Verdú y Ana Verdugo Abril. Grado en Biología Sanitaria, Universidad de Alcalá

  1. Alzheimer y su histopatología

La enfermedad de Alzheimer (EA) es un trastorno neurológico que provoca la muerte de las células nerviosas del cerebro. A medida que avanza la enfermedad, se van deteriorando las capacidades cognitivas, entre ellas la capacidad para tomar decisiones y llevar a cabo las tareas cotidianas. Además, pueden surgir modificaciones de la personalidad, así como conductas problemáticas. En sus etapas avanzadas, la enfermedad de Alzheimer conduce a la demencia y finalmente a la muerte. [1] Siendo esta enfermedad una de las principales causas de muerte a nivel mundial. Además, se espera que esto aumente en los próximos años por lo que sería interesante conseguir un diagnóstico temprano para la enfermedad, así como, un tratamiento eficaz.

A nivel neuropatológico, la EA se caracteriza principalmente por la acumulación del péptido β-amiloide agregado en forma de placa (placas amiloides o placas de Aβ),y por la presencia de ovillos neurofibrilares (NFTs) que contienen a la proteína tau hiperfosforilada y agregada [2].

Las placas β-amiloides son depósitos extracelulares de proteínas, principalmente el péptido β-amiloide en su forma insoluble, mientras que los ovillos neurofibrilares son depósitos intraneuronales de la proteína asociada a microtúbulos Tau. Pese a que ambas son manifestaciones de la enfermedad del Alzheimer, la primera es característica también de otras patologías, como la arteriosclerosis, y en general del proceso de envejecimiento. [3]

Existen dos tipos de EA, que se diferencian en la edad de inicio, en la causa principal que provoca su aparición e incidencia. Sin embargo, comparten los mismos síntomas y lesiones histopatológicas.

Así encontramos la EA familiar o de inicio temprano, que afecta a individuos menores de 65 años, se asocia con la herencia mendeliana y representa alrededor del 5% de los casos de EA; y la EA esporádica o de inicio tardío, sin un modo de transmisión consistente que afecta a las personas mayores de 65 años y representa el mayor número de casos entre las personas mayores (90-95% de los casos de la EA). [2]

Figura 1. Comparación de un cerebro sano al de un paciente con Alzheimer 
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Figura 1. Comparación de un cerebro sano al de un paciente con Alzheimer
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2. Intervenciones terapéuticas

Los tratamientos disponibles hasta el momento para la EA pueden lograr una mejoría sintomática y en la calidad de vida de los pacientes, pero ninguno consigue revertir, frenar o curar la fatal progresión de la enfermedad [4].

2.1 Tratamientos farmacológicos

En su tratamiento se encuentran los inhibidores de la enzima acetilcolinesterasa (IACE): donepezilo, rivastigmina y galantamina y los inhibidores de glutamato como el namenda (memantina), además de plantas como Melissa officinalis y Gingko biloba como técnicas de la Medicina Natural China. [5] También se ha estudiado el posible uso de la Huperzina A, un alcaloide natural que atraviesa la barrera hematoencefálica con un posible papel como neuroprotector [6].

Los IACE inhiben la acción de una enzima que destruye la acetilcolina, un químico cerebral implicado en la memoria y otros procesos cognitivos y afectivos, por lo que su consecuencia será el aumento de la acetilcolina. Se ha observado que la enfermedad de Alzheimer afecta desde muy temprano a las neuronas que producen acetilcolina, de ahí que una de las primeras estrategias terapéuticas ha sido crear fármacos que impidan la degradación de la acetilcolina. [5] Estos medicamentos protegen contra el estrés oxidativo y la toxicidad amiloide,

pero son costosos y pueden dañar las membranas neuronales [6].

Por otro lado, los inhibidores de glutamato actúan sobre este neurotransmisor que se produce en grandes cantidades por las células dañadas por Alzheimer de forma que se adhiere a receptores NMDA que aceleran el daño celular. [5]

También se pueden usar como tratamiento combinaciones de medicamentos como Namzaric que contiene tanto donepezilo como memantina.

Asimismo, se ha investigado acerca del uso de los receptores muscarínicos M1 como blancos terapéuticos en el tratamiento de la enfermedad. Por ejemplo, la xanomelina es un agonista tanto de receptores M1 como M4 que atraviesa la barrera hematoencefálica. Se ha demostrado que mejora la función cognitiva, sin embargo como cualquier fármaco tiene efectos secundarios indeseables, en concreto, sobre el sistema gastrointestinal y cardiovascular. [6]

2.2 Otros remedios: antioxidantes, antiinflamatorios…

En la literatura científica se ha asociado la neurotoxicidad del péptido ß-amiloide a la generación de radicales libres desencadenando así un estado de estrés oxidativo con daños celulares como la peroxidación lipídica. [7] El cerebro es un órgano particularmente vulnerable a este tipo de daños por estrés oxidativo, debido a su alto consumo de oxígeno, o bajos niveles de antioxidantes, entre otros. [8] Por ello, no se descarta el uso de antioxidantes como tratamiento o incluso, el hábito saludable de una buena dieta mediterránea, puesto que pueden prevenir la degeneración neuronal eliminando especies reactivas de oxígeno (ROS) o previniendo su formación. Algunos son la vitamina E, la selegilina o la melatonina. [6]

Cabe mencionar el uso de antiinflamatorios para la inflamación generada por las placas seniles, o el de quelantes de hierro como la desferroxamina. Aunque ambos palian los efectos de la EA, pueden causar reacciones adversas como toxicidad en la retina o en el hígado. [6]

La curcumina, sustancia presente en la cúrcuma, también tiene un papel importante en la prevención y el tratamiento de esta enfermedad. Cuenta con propiedades antioxidantes, lipofílicas e incluso antiinflamatorias que permiten la mejora de las funciones cognitivas en los pacientes con Alzheimer. [9]

En la patogénesis de la EA se observa que el péptido Αβ puede interrumpir los canales de calcio en la membrana, provocando una pérdida del flujo (o influjo) que conlleva al desequilibrio del ion y así a altas concentraciones de calcio intracelular. Las concentraciones de calcio demasiado altas o bajas tienen efectos tóxicos, como lo es la alteración sobre la producción y transmisión de neurotransmisores en las células nerviosas. Finalmente esto conlleva a un proceso de muerte celular. Es por eso que los antagonistas del calcio también han sido utilizados como intervención terapéutica. Un ejemplo es el del nimodipino, que inhibe el influjo de calcio y mejora la circulación sanguínea cerebral. [6]

2.3 Inmunoterapias

Como se ha mencionado con anterioridad, el péptido Αβ amiloide tiene un papel clave en esta enfermedad ya que es neurotóxico, altera la función sináptica y produce neurodegeneración. [4] Por lo tanto, las estrategias dirigidas a Aβ podrían frenar eficazmente la progresión de la EA. En la actualidad, los mecanismos de acción de los fármacos anti-Aβ incluyen principalmente la reducción de la producción de Aβ, la prevención de la agregación de Aβ y la promoción de la eliminación de Aβ. [10]

Las inmunoterapias anti-Aβ más elaboradas son las vacunas y los anticuerpos exógenos, conocidas como inmunoterapia activa y pasiva, respectivamente. La inmunización activa estimula el sistema inmunitario mediante la administración de Aβ o sus fragmentos, lo que desencadena una respuesta inmunitaria para producir anticuerpos endógenos contra Aβ. Sin embargo, estas vacunas presentan una baja reactividad y la aparición de reacciones adversas dependientes de células T, por lo que en la actualidad se desarrolla la inmunoterapia pasiva utilizando anticuerpos monoclonales humanizados o inmunoglobulinas policlonales para promover la eliminación de Aβ [10].

En cuanto a inmunización activa se han desarrollado varias vacunas como AN1792, amilomotida y UB-311. 

Aducanumab, donanemab, lecanemab, solanezumab, crenezumab y gantenerumab son anticuerpos monoclonales humanizados que se están estudiando como tratamientos de la enfermedad de Alzheimer. 

Recientemente ha sido aprobado el anticuerpo monoclonal Lecanemab en Estados Unidos. Es el primer fármaco que realmente modifica el curso de la enfermedad, pues reduce hasta un 27% el empeoramiento de los síntomas del Alzheimer después de administrarse durante 18 meses [11].

Los péptidos Aβ existen en varios estados conformacionales, incluidos monómeros solubles, agregados solubles de tamaño creciente y fibrillas y placas insolubles. Los agregados de Aβ solubles, como las protofibrillas de Aβ, son más tóxicos que los monómeros o las fibrillas insolubles. El modo de acción del Lecanemab consiste en unirse a las protofibrillas beta amiloides, por tanto, es capaz de reducir los niveles de beta amiloide patógeno (Aβ) y prevenir el depósito de Aβ. [12]

Figura 2. Mecanismo de acción del Lecanemab 
Tomada de: BBC News Mundo (2022) «Alzheimer: el medicamento aclamado como un avance trascendental en la lucha contra la enfermedad», BBC News Mundo, 30 noviembre. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-63806450.
Figura 2. Mecanismo de acción del Lecanemab
Tomada de: BBC News Mundo (2022) «Alzheimer: el medicamento aclamado como un avance trascendental en la lucha contra la enfermedad», BBC News Mundo, 30 noviembre. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-63806450.

Como ya se ha explicado, los ovillos neurofibrilares están formados por la proteína tau anormalmente fosforilada. Esta es una proteína citoplasmática que puede estabilizar los microtúbulos a través de la unión a la tubulina durante su polimerización en condiciones normales. Sin embargo, en la EA está hiperfosforilada, lo que implica que tenga una capacidad reducida para unirse a los microtúbulos y que, en ocasiones, cause la formación de ovillos neurofibrilares y la generación de agregados. Al igual que sucede con los péptidos Αβ amiloides, también existen estrategias anti-tau que previenen la fosforilación anormal de tau, inhiben la agregación de tau y promueven la eliminación de agregados de tau. Actualmente, la mayoría de los agentes anti-tau en ensayos clínicos son inmunoterapias. [10]

Aβ y la proteína tau fosforilada son reconocidos por receptores en la superficie de la microglía, lo que promueve la liberación de factores inflamatorios en los cerebros con EA. Los factores inflamatorios, a su vez, aumentan la formación de depósitos de Aβ y ovillos neurofibrilares, creando así un círculo vicioso que exacerba el proceso de la enfermedad. Existen genes como TREM2 que se sobreexpresan en la microglía y que se pueden utilizar como blancos en tratamientos de inmunoterapia como es el caso del anticuerpo monoclonal AL002. [10]

3. Conclusiones

  • Es imprescindible el estudio de la neuropatología del Alzheimer con el fin de valorar posibles dianas farmacológicas que nos permitan desarrollar futuros fármacos eficaces contra la enfermedad.

  • A día de hoy no se conoce ningún fármaco aprobado capaz de mejorar la EA al 100%. Sin embargo, muchos pueden retrasar el progreso de la enfermedad, como lo son aquellos aprobados por la FDA (U.S Food and Drug Administration). Incluyendo en este grupo al Lecanemab como el último fármaco aprobado por dicha organización, capaz de reducir hasta un 27% el empeoramiento de la enfermedad del Alzheimer.

  • La EA no se trata únicamente con la administración de medicinas, sino que también es importante que las personas que la padezcan adopten en su vida cotidiana hábitos saludables, como una dieta mediterránea o la incorporación de especias como la cúrcuma gracias a los efectos de la curcumina. Porque pese a que no tengan un gran efecto sobre el progreso de la enfermedad, son capaces de colaborar en su mejoría.

  • La histopatología de la enfermedad de Alzheimer se debe principalmente a la formación de placas amiloides y ovillos neurofibrilares, los cuales son las principales dianas de los tratamientos de esta enfermedad. Sin embargo, la patogénesis de la EA también puede ser tratada consiguiendo un aumento de acetilcolina, disminuyendo el exceso de glutamato y fomentando la actividad antiinflamatoria de la microglía y suprimiendo la proinflamatoria.

  • Cabe destacar que la inmunoterapia actualmente está en pleno desarrollo como una de las formas más efectivas para conseguir un tratamiento para la cura del Alzheimer. Por otro lado, es necesario seguir con la investigación en este campo ya que muchos de los anticuerpos monoclonales y vacunas que se han conseguido han fracasado en sus últimas fases de ensayo.

  • No solo es necesario encontrar un buen tratamiento para la EA, sino que también hay que seguir investigando para contar con un diagnóstico temprano, ya que estos fármacos resultan más efectivos con una temprana administración.

4. Bibliografía

[1]: Del Huerto Paredes, N. M., Nissen, M. D., Parquet, C. A. & Romano, M. F., 2007. ENFERMEDAD DE ALZHEIMER. Revista de Posgrado de la VIa Cátedra de Medicina, Issue 175, pp. 9-12.
[2]: Lara Ureña, N. (2020) Papel de HIF1 y PHD3 en la microglía de la enfermedad de Alzheimer. Universidad de Sevilla.

[3]: Heras Garvín, A. (2015) Microglía e hipoxia: Implicaciones en la enfermedad de Alzheimer. Universidad de Sevilla.

[4]: Rojas Delgado, K., Salazar Nassar, J. y Torrealba Acosta, G. (2019) “Alzheimer e Inmunoterapia: revisión de tres anticuerpos monoclonales humanizados dirigidos contra el Aβ amiloide (bapineuzumab, solaneuzumab y aducanumab)”, Revista Médica de Costa Rica, 84(627), pp. 2–7. 

[5]: Gómez Tejeda, J. J., Hernández Pérez, C. y Iparraguirre Tamayo, A. E. (2020) “Tratamientos paliativos en la Enfermedad de Alzheimer”, 16 de Abril, 59(275) p. 727.

[6]: Cabrera, M.J.A. et al. (2014) «Patogenia y tratamientos actuales de la enfermedad de Alzheimer», Revista Cubana de Farmacia, 48(3), pp. 508-518. 

[7]: Manzano-León, N. y Mas-Oliva, J. (2006) «Estrés oxidativo, péptido β-amiloide y enfermedad de Alzheimer», Gaceta Medica De Mexico, 142(3), pp. 229-238. 

[8]: Bello-Medina, P. C. et al. (2022) “Estrés oxidativo, respuesta inmune, plasticidad sináptica y cognición en modelos transgénicos de la enfermedad de Alzheimer”, Neurología (English Edition), 37(8), pp. 682–690

[9]: Mishra, S. y Palanivelu, K. (2008) «The effect of curcumin (turmeric) on Alzheimer′s disease: An overview», Ann Indian Acad Neurol, 11(1), pp. 13-19. 

[10]: Song, C., Shi, J., Zhang, P. et al. (2022) «Immunotherapy for Alzheimer’s disease: targeting β-amyloid and beyond», Translational Neurodegeneration, 11(18). 

[11]: Periódico, E. (2023) «EEUU da luz verde al lecanemab, el fármaco que ralentiza el avance del alzhéimer», elperiodico, 6 enero. Disponible en: https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20230106/eeuu-aprueba-lecanemab-farmaco-alzheimer-eisai-biogen-80796419.

[12]: Lecanemab: Uses, Interactions, Mechanism of Action | DrugBank Online [en línea], (sin fecha). DrugBank Online | Database for Drug and Drug Target Info. Disponible en: https://go.drugbank.com/drugs/DB14580